Queridos niños, María Inmaculada, Madre de todos los Pueblos, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Reina de los Ángeles, Auxilio de los Pequeños y Misericordiosa Madre de todos los hijos de la tierra, mirad, niños, hoy viene a vosotros para amaros, bendeciros y deciros algo importante, muy importante.
Ved, niños, es mi deseo y el deseo del Padre Celestial que estéis unidos. Buscaos los unos a los otros, eliminad las superposiciones, sed vosotros mismos, sed hijos de Dios, quitad todos los malos pensamientos, pretensiones y subterfugios, eliminadlo todo!
Si queréis que vuestra unión sea útil y alegre, haced lo que os he dicho: socializaos, hablad entre vosotros, da igual de qué, siempre que sea sincero.
Cuidado, niños, cuando no sois sinceros los unos con los otros, Satanás está listo para entrar por esa puerta, ¿lo sabías? No creo que os guste la presencia de Satanás, no debéis, así que uníos y hablad, sed dulces y mirad a los ojos del otro porque, al hablar, tenéis que miraros a los ojos.
Hablad de caridad, de las necesidades, de los enfermos, de vuestros asuntos, de vuestras familias. Estos son todos temas que os ayudarán a enfrentar este viaje terrenal con serenidad, sin olvidar nunca, más importante aún, que si no sois sinceros en vuestras conversaciones, tampoco lo seréis con el Padre, porque Él os escucha, pero vosotros no haréis eso, estoy segura, porque seguís siendo hijos de Dios.
ALABANZA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO.
Niños, Madre María os ha visto a todos y amado a todos desde lo más profundo de Su Corazón.
Os bendigo.
REZAD, REZAD, REZAD!
LA MADONNA ESTABA VESTIDA DE BLANCO CON UN MANTO AZUL, LLEVABA UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS EN LA CABEZA Y BAJO SUS PIES HABÍA NIÑOS EN GRUPOS DE TRES QUE CONVERSABAN Y SE CUIDABAN MUTUAMENTE.
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