lunes, 29 de septiembre de 2014

Encuentro de oración en la pequeña casa de Nazaret. Llamada de San Miguel, San Gabriel y San Rafael a la humanidad.

Hermanos, pedidnos lo que necesitéis para vuestro bienestar y para la salvación de vuestra alma!

Gloria sea Dios, gloria sea Dios, gloria sea Dios, que la paz del Altísimo esté con vosotros, pueblo de Dios. Hermanos, hoy la Iglesia de Cristo celebra nuestro día en esta tierra, aunque por gracia del Altísimo estamos con vosotros cada día. No dejamos de llamar; estamos aquí para servir y proteger—para poder asistiros siempre, decid: San Miguel, San Gabriel y San Rafael venid en nuestra ayuda, en nombre de Yahvé os pedimos. Y volamos a vuestro alrededor a la velocidad del pensamiento para ayudaros.

No temáis, hermanos; somos seres del amor de Dios y fuimos creados para alabar a nuestro Padre y servirle y para ayudar y proteger a los hijos de Dios. Hermanos, pedidnos lo que necesitéis para vuestro bienestar y la salvación de vuestra alma! Nuestro Padre nunca ignora nuestras peticiones en favor de nuestros devotos. Hoy descendemos del Cielo para estar con vosotros y compartir este gran día; rezad nuestro Rosario y alabad la gloria de Dios—también invocad a nuestros hermanos, los Arcángeles y Ángeles del Reino de nuestro Padre, porque ellos también están a vuestra disposición para daros toda su protección y asistencia.

Al orar nuestro Rosario, obtenéis el perdón y una gracia santificante que os ayudará enormemente con la salvación de vuestra alma. Ya estamos preparados para la gran batalla espiritual que trae consigo vuestra liberación de los poderes del mal; permaneced en la gracia de Dios para poder apoyarnos y ayudarnos—no os alejéis de Dios, o correréis el riesgo de perderos; sin Dios en vuestros corazones no podemos ayudaros. Tomad nota de esto, para que con nuestra ayuda podáis superar todos los obstáculos y trampas que el adversario os tiende para alejaros de Dios y de vuestra salvación.

Soy Miguel, Príncipe de las Hostes Celestiales, vencedor del dragón infernal por la gracia de Dios y defensor del Reino de mi Padre; también soy protector de la Iglesia de Cristo aquí en la Tierra e inseparable guardián de Nuestra Señora María Reina. Estoy aquí para servirte y daros Mi protección.

Soy Gabriel, Mensajero de Dios, Arcángel de la Encarnación, Fuerza de Dios—invocadme y por gracia de mi Padre os concederé fuerza espiritual para que superéis las tentaciones y los obstáculos del adversario y sus ángeles caídos.

Soy Rafael, vuestro guía en este camino hacia la gloria de Dios; pedidme ser vuestra luz que os mostrará el camino al Reino de Mi Padre. También soy medicina de Dios—os ayudo en vuestras enfermedades del cuerpo y del alma. Estoy aquí para servirte en todos tus caminos y daros mi protección y asistencia.

Somos vuestros hermanos, velando por vosotros e intercediendo por vosotros, especialmente por todos nuestros devotos. Luchamos a tu lado para que logréis la victoria sobre los poderes del mal. Os concedemos nuestro Rosario—rezadlo con fe y así recibiréis nuestra perfecta protección espiritual.

Rosario a Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Comenzad con el Credo y un Padre Nuestro.

Luego decid tres veces “Mi alma alaba y glorifica a Dios.”

"San Miguel, San Gabriel y San Rafael, rezad por mí ante Dios, por mi familia y por todo el mundo." (3 x)

Rezad un Padre Nuestro y decid: "¿Quién es como Dios?" Responded: “¡Nadie es como Dios!” (10 x)

Al principio de cada década comenzad como al principio: "Mi alma alaba y glorifica a Dios.”

Al final del Rosario se reza: “Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Os alabamos, os bendecimos, os adoramos, os glorificamos y os damos gracias por vuestra gloria es grande."

Para terminar el Gloria in excelsis, se dice 7 veces "Dad gloria al Señor porque Él es bueno, porque Su misericordia dura para siempre.”

Permaneced en la paz del Altísimo. Gloria sea Dios, gloria sea Dios, gloria sea Dios. Vuestros hermanos: Miguel, Gabriel, Rafael y los Arcángeles y Ángeles del Reino de Dios.

Haced conocer nuestros mensajes a toda la humanidad, vosotros hombres de buena voluntad.