sábado, 14 de marzo de 1998

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡La paz esté contigo!

Hijo amado, dile a todos mis hijos que abandonen su vida de pecado. Deseo que todos ustedes se conviertan. Este tiempo de Cuaresma es el tiempo propicio para que se reconcilien con Dios y con todos sus hermanos. No ofendan más a Dios con sus pecados. Este es también el tiempo para que laven sus corazones, liberándolos de toda la suciedad del pecado a través de la confesión.

Queridos hijos, que lleven amor a todos los hombres. Lleven amor, vivan el amor y sean del amor. El amor, mis hijos, es mi Hijo Jesús, así que lleven a Jesús a todos los hombres y Jesús transformará todos los corazones, liberándolos del mal. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Nos vemos pronto!

Esa misma tarde, Nuestra Señora también le dijo a mi madre:

No importa cuánto atraviesen grandes dificultades, no pierdan la fe. Cuando estén en peligro, recen el credo. Cuando estén en problemas, recen el credo. No pierdan la fe. Confíen en mí y en mi Hijo Jesús. Entréguennos sus sufrimientos y dificultades. Ya estamos en los últimos tiempos. No se preocupen y no se apeguen a las cosas materiales, sino oren por la salvación para ustedes mismos y para toda la humanidad. Díganle a todos mis hijos que estoy feliz por su presencia. Les doy la bienvenida a sus oraciones y les pido siempre más que entreguen sus corazones a mi Hijo

Jesús.

En otra aparición que tuvo lugar en el mes de marzo, la Virgen me había dicho:

Que sus vidas y sus labores diarias sean ofrecidas a Dios como una oración profunda y constante. ¡Oren mucho!