Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
martes, 23 de octubre de 2007
Mensaje de San José:

Queridos hijos, deseo de vosotros una imitación perfecta de Mi Sagradísimo Corazón. Debéis imitar mi paciencia ante los insultos, burlas e injusticias que yo mismo sufrí en mi vida durante mi camino terrenal. Porque fui muy silencioso, porque estaba muy entregado a la oración, la meditación y mucho más enfocado en la vida interior que en la exterior, fui la causa de burlas e insultos, no solo de los otros niños que Me conocieron en Mi infancia, sino incluso de los adultos y Mis parientes. Me llamaban 'tímido'; incluso Me llamaban tonto y Me tenían como un niño tardío, incapaz, temeroso y débil. Todo esto escuché con paciencia, soporté con mansedumbre, y ofrecí al Señor en un acto de sacrificio para apresurar la venida del Mesías al mundo y en expiación por los pecados de mi pueblo. Debéis imitarme en esta paciencia y mansedumbre cuando sufrís burlas, insultos y humillaciones porque oráis, porque estáis silenciosos; porque sois más amantes de la vida interior del alma que de las cosas exteriores, los entretenimientos, fiestas y cosas de este mundo y los asuntos de este mundo. Cuando los hombres os traten así con desprecio, imitadme, ofreciendo estos sufrimientos y humillaciones a Dios en expiación por los pecados con los que se le ofende cada día y también para rogar que tanto como el segundo Pentecostés pueda venir a purificar este mundo con fuego y limpiarlo de tanta suciedad. Fui un verdadero coredemptor con María Inmaculada y ayudé con mis sufrimientos a Jesús y María a redimir a toda la humanidad. El Señor me permitió durante mi vida, antes de mi muerte, tener conocimiento de todos los sufrimientos que Jesús y María tendrían que pasar por la redención del mundo, y derramé abundantes lágrimas, a menudo de sangre, sufrí a través de una flecha de terrible dolor al contemplar todas las tormentos que Cristo tendría que sufrir y los tormentos que la Inmaculada Virgen tendría que sufrir con Él, y por esta razón sufrí a lo largo de mi vida los muy severos dolores que el Señor guardaba en reserva, para que en la pasión de Jesús y María pudiera unirlos con los sufrimientos del Señor y Su Madre para la redención de toda la humanidad. Pronto mi ausencia física de ninguna manera disminuyó los méritos de mis dolores y lágrimas, que fueron tan unidos y tan bien aceptados por el Padre Eterno para colaborar en vuestra redención. Por lo tanto, soy vuestro Coreptor y quien crea en Mí como su coredemptor, mediador y abogado, con Jesús y María, con sus Sagrados Corazones, recibirá de Mí toda la gracia, toda la ayuda para su salvación. Quien Me ama como su coredemptor no perecerá, pues lo sostendré con mi poder, con mi más poderoso patrocinio. Continuad con todas las oraciones que Os mandamos aquí. Están salvando muchas almas a diario. No dejéis de rezarlas. Paz, Marcos. Os bendigo.
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