Mensajes a los Hijos de la Renovación, EEUU
domingo, 17 de junio de 2018
Capilla de la Adoración

Hola, Jesús siempre presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Creo en Ti, Te adoro, Te alabo y Te honro, mi Dios y mi Rey. Gracias por Tu presencia en esta capilla, Señor y en todos los sagrarios del mundo. Jesús, gracias por la Santa Misa y la Santa Comunión de hoy. ¡Feliz Día del Padre, Padre Dios! Tú eres el Padre más perfecto y santo de todos. Eres el Creador y Padre de toda la humanidad. Alabado seas, Padre. Gracias, Padre. Toda la gloria, el honor y la alabanza sean para Ti, por los siglos de los siglos.
Jesús, fue muy agradable tener a (nombre oculto) con nosotros en la Misa de hoy y que viniera a visitarnos. Ha sido estupendo tener a (nombres ocultos) juntos al mismo tiempo. Gracias, Señor. Echábamos de menos a (nombres no revelados), pero nos alegramos de las bendiciones de (nombres no revelados). Señor, por favor bendice y protege a (nombres ocultos) en su viaje a casa desde Florida. Bendice y protege también a (nombres ocultos) en su viaje. Mantenlos a todos a salvo, Señor.
Jesús, por favor, lleva a casa a las personas que han abandonado la Iglesia. Especialmente a (nombres ocultos) y a otros que Tú conoces, Jesús. Rezo también por los que están fuera de la Iglesia, o separados por diferentes credos. Que todos seamos uno, Jesús. Señor, también pido por los que no Te conocen; no han experimentado Tu amor. Condúcelos, con Tu gracia, a un profundo amor y amistad Contigo. Acompaña a nuestro Santo Padre, a los obispos, sacerdotes y religiosos. Bendícelos y protégelos. Dales sabiduría, valor y ayúdales a proclamar el Evangelio. Señor, por favor, guía, guarda y protege a nuestro Presidente, a su familia y a los miembros de su gabinete. Protégeles de todo mal. Dales valor, sabiduría y apertura a la guía y dirección de Tu Espíritu Santo. Cambia nuestros corazones, Señor. Danos gracias para la conversión. Cambia nuestra nación, Señor, para que volvamos a ser una nación bajo Dios. Ayúdanos a poner fin al aborto y a toda violencia contra la vida. Te amo, Jesús. Ayúdame a amarte más. Jesús, ¿tienes algo que decirme hoy?
«Sí, hija mía. Es bueno que estés aquí. Gracias, hijos Míos, por venir a estar con vuestro Jesús. Hay abundantes gracias para todos los que vienen a adorarme en la Eucaristía. Derramé Mi vida y derramé Mi sangre para daros la Eucaristía. Dejé los siete Sacramentos para Mis hijos y os di Mi mismo cuerpo, sangre, alma y Mi divinidad en la Eucaristía para que nunca estuvierais sin Mi presencia. Envié a Mi Espíritu, el paráclito, para guiar y dirigir a Mi Iglesia. De este modo, a través del Santo Padre, Mi Vicario en la tierra, y de todos los Obispos. Mis hijos nunca volverán a estar sin pastor. Es Mi Voluntad que nunca os quedéis sin sacerdote. Rezad por los sacerdotes. Rezad por su protección. Rezad por vuestros pastores, los Obispos y el Santo Padre. Rezad, queridos hijos, rezad. Sacrificaos, rezad y haced penitencia por la Iglesia. La Iglesia necesita vuestras oraciones. ¿Quién es la Iglesia, hijos míos? Vosotros sois la Iglesia. Vosotros, los obispos, los sacerdotes, los religiosos y Mis queridos laicos, sois la Iglesia. Rezad, Mis pequeños, rezad. Rezad por la protección, por la guía, por la liberación de las almas que están perdidas y por las que se han extraviado. Rezad para que vosotros, que sois fieles a Mí, nunca os extraviéis. Reza por la paz entre las naciones y en los corazones de la humanidad. Rezad por la misericordia, rezad por la curación, rezad por el aumento del amor. Morí para expiar vuestros pecados y restablecer la relación de la humanidad caída, con el Padre. Aceptad los dones que he comprado para vosotros a un precio muy caro y que os doy gratuitamente. Aceptad estas gracias, hijos Míos y utilizadlas para el bien, para el amor, para la misericordia, y llevadme a las almas que no Me conocen, no Me aman, hijos Míos. Repito Mis peticiones porque no sois muchos los que escucháis. Mis palabras caen en terreno pedregoso, o como diréis hoy, «en oídos sordos». No seáis este suelo pedregoso, sino fértil. Labrad el duro suelo de vuestros corazones, mediante la oración, la penitencia, los Sacramentos y la lectura de las Escrituras. Hablad conmigo y pedidme ayuda. Al igual que la tierra, puede haber trozos de suelo endurecido a causa de diversos componentes. Puede haber rocas, arcilla dura, agua limitada, pero también hay parcelas de tierra fértil, hierba verde, tierra oscura y rica, quizá una zona ajardinada que se ha abonado. Una parcela de tierra puede tener distintos tipos de suelo, distintos grados de calidad para la vida vegetal dependiendo de si el suelo ha sido enriquecido con nutrientes y con material de abono específico. Lo mismo ocurre con el corazón de una persona. Hay zonas dentro de su corazón que pueden estar secas, o zonas que han sido heridas. Se dice que una persona puede tener un «corazón para los niños»; otra puede tener un «corazón para los pobres». Hijos míos, del mismo modo que hay corazones llenos de amor por esta causa o por aquella, por un determinado tipo de personas, también un corazón puede estar en la pobreza y sin amor por determinadas personas. En este caso se puede decir que el corazón de uno es 'duro hacia los pobres', y otro puede haber endurecido su corazón contra un ser querido. Se trata de zonas o manchas no muy distintas de las zonas de tierra. Mis hijos suelen ser ciegos ante las zonas de dureza de corazón. Quizá en general ames a la gente, pero en realidad hay ciertas personas a las que no amas. Quizá las evitas por completo. Tal vez hay personas a las que menosprecias. Os digo ahora que tenéis puntos ciegos y ni siquiera sois conscientes de la dureza de vuestros propios corazones. Hijos Míos de la Luz, ¿cómo podéis mostrar Mi amor, que es incondicional y se da libremente a todos, cuando tenéis dureza en vuestros propios corazones y quizá no queráis enfrentaros a la verdad sobre vosotros mismos? ¿No veis que tenéis prejuicios hacia ciertas personas? No amáis verdaderamente como Yo, vuestro Jesús, amo, o no evitaríais a las personas de tal o cual categoría. Yo no clasifico a las personas, hijos Míos. Mi crucifixión fue por todas y cada una de las personas que han vivido y que vivirán, y por cada alma creada por Dios. Vine por todos, hijos Míos. Cuando os decidáis por Mí, por Mi vida, por Mi Reino, debéis decidiros también por el amor. Amad a vuestros enemigos, hijos Míos. Sí, debéis amar incluso a los que no son amables (según los criterios humanos), pues no hay nadie que no sea amado por Mí. ¿Cómo podéis ser verdaderos discípulos si ponéis condiciones a vuestro amor? Debéis venir a Mí con todo obstáculo al amor. Traedme esto, hijos Míos. Decid: «Jesús, quiero amar, pero no tengo un amor completo como Tú me ordenaste, pues me cuesta amar a _____. Ayúdame a amar como Tú amas, Jesús. Ayúdame a morir a mí mismo para que Tú puedas vivir en mí. Cura mi falta de amor, Jesús'. Esto es sencillo de decir, hijos míos, pero difícil de hacer cuando existe el orgullo. Por eso debéis aprender a morir a vosotros mismos, porque cuando lo hagáis, el orgullo morirá y entonces podrán florecer la humildad y el amor. Entonces, cada lugar árido o duro de vuestros corazones se convertirá en tierra fértil y crecerá y florecerá un hermoso jardín de amor. Entonces, cada corazón se llenará hasta rebosar de Mi amor y, de este modo, cada Hijo de la Luz será como un pequeño oasis de paz, misericordia y amor, y atraeréis hacia Mí, Jesús, a los pecadores y a los que necesitan curación. Así es como atraeréis a las almas al Reino: con amor. Esto es amor verdadero, hijos Míos. El amor no teme. El amor no selecciona a personas concretas con determinadas características. El amor es como la vida. El amor crea libertad y en esta libertad el alma corre hacia Mí, Cristo. Lo contrario, el odio, es la muerte. Nunca debéis elegir lo contrario del amor, hijos míos. Dad vuestro amor libremente, en santidad, y sed como vuestro Jesús. Recordad que os informé de que para ser como Yo, debéis tomar vuestra cruz y seguirme. Lee la Sagrada Escritura y verás lo que es el amor. Luego, pídeme gracias para amar. Amar como Yo amo es amar heroicamente. Esto es posible, hijos Míos. El amor santo es posible, pero debéis pedir gracias para amar. Pídeme la gracia de perdonar a los que te han hecho daño'.
Pedidme la gracia de rezar por los que os han herido'. Venid, hijos Míos. Traedme todo obstáculo al amor y responderé a vuestras oraciones. No tenéis porque no pedís. Leed la vida de los santos y veréis que la santidad, el amor heroico es posible. Os digo ahora que no sólo es posible, sino que mediante la oración, los Sacramentos, la Santa Misa y los actos de amor es probable. Es alcanzable, hijos Míos, pero no podéis alcanzar este nivel de santidad sin Mí. No hay otro camino, hijos Míos, que el que os he trazado. Venid, seguidme. También quiero hacer de vosotros, hijos Míos de esta época, pescadores de la humanidad. Os necesito, hijos Míos, porque es Mi Voluntad y Mi deseo necesitaros. Es Mi plan, así que venid; comencemos juntos este trabajo por el Reino. No quiero excluir a nadie, pero como siempre os he explicado (a lo largo de la historia), la humanidad fue creada a Mi imagen y semejanza y, por tanto, estáis dotados de libre albedrío, de razón e inteligencia y, por tanto, debéis elegir. ¿La elección? O seguirme a Mi Reino celestial, o seguir a Mi adversario a su reino, el infierno. Elegid, hijos míos. Elegid la vida eterna. Cuando Me elegís a Mí, estáis eligiendo el amor. Por tanto, debéis convertiros en alumnos del amor. Venid, acercaos a Mi corazón y al corazón de Mi Madre para que aprendáis todo lo que deseamos enseñaros sobre el amor. De este modo, un alma puede llegar a ser pura y santa. Un alma pura y santa arde como un fuego brillante y hermoso y atrae a los demás por su verdadera belleza. No se trata de una belleza física, sino de una belleza espiritual. Irradiad Mi amor, hijos Míos, y para ello debéis ser estudiantes de amor. El amor es sacrificio. El amor antepone a Dios y a los demás a uno mismo. El amor es alegre, obediente, orante y vivificante. Venid, Hijos Míos de la Luz; seguidme. Todo irá bien, pero debemos comenzar hoy esta importante labor. No lo dejéis para más tarde, hijos Míos, porque hay mucho en juego. Las almas necesitan amor. ¿Quién les llevará el amor de Dios si vosotros no lo hacéis, si no queréis? ¿Quién, hijos míos? Venid, empecemos».
Sí, Señor. Quiero empezar. Por favor, labra mi corazón. Desherba los lugares áridos y riégalos con Tu agua de vida. Poda la maleza, Jesús, donde haya excesos y cargas. Arranca de raíz los obstáculos, Señor. Jesús, Tú eres el Maestro Jardinero. Trabaja en la tierra de mi corazón y conviértela en terreno fértil para Tu amor. Quiero amar como Tú amas, Jesús. Quiero irradiar Tu amor, Tu paz, misericordia y alegría. Yo no puedo cuidar de mi propio corazón, Señor, pero Tú sí puedes. Estoy dispuesto, Jesús. Ésa es mi parte, Señor, estar dispuesto y cooperar con Tu Espíritu Santo. Te doy mi «sí», Jesús, haz de mí lo que Tú quieras. Dame un corazón de amor, Jesús. Transfórmame en Tu siervo amoroso. Ama a través de mí, Jesús, ya que soy incapaz de amar heroicamente, hasta que un día aprenda a amar como Tú amas, Jesús. Ayúdame, Señor, a abrirme a las gracias para amar. Luego, indúceme con las gracias de Tu Espíritu a vivir este amor y a demostrar amor a los demás. El amor sólo puede demostrarse a los demás a través de la acción, Jesús. Sé que limitarse a tener pensamientos de amor, pero no actuar según esos pensamientos, no ayuda en nada al otro. Por favor, Jesús, dame gracias para hacer actos de amor, con y a través, de Tu amor.
«Gracias, corderito Mío. Acepto tus oraciones de amor. Ya estás en el camino del amor, y reconoces que hay que progresar más. Progresaremos juntos, tú y Yo. Hija Mía, tu voluntad, tu deseo de amor Me conmueve a Mí, tu Jesús. Mi corazón es amor, hija Mía. Quiero que Mis hijos sean como Yo, así que Mis hijos deben aprender a amar, para ser como Yo. Me complace, cuando Mis hijos anhelan estar plenamente unidos a Mí en el amor. Por eso Me derramé a Mí mismo, Mi vida, todo lo que tenía por Mis hijos, y aún doy más. Lo doy todo por la humanidad continuamente. Sostengo la vida cada segundo, por amor. Aún tengo más amor que dar, pero muchos rechazan Mi amor. Tu voluntad de amar Me reconforta y Me consuela. Hija mía, trabajaremos en tu crecimiento en el amor. Pasa más tiempo Conmigo en oración. Yo te ayudaré en esto. Mi (nombre oculto) te ayudará en esto. Conozco los retos a los que te enfrentas desde que tu horario ha cambiado. Yo soy el autor, el creador del tiempo. Pídeme que te muestre cómo y dónde rezar. Pídeme que te ayude a encontrar tiempo para rezar más. Yo te ayudaré. Este tiempo es importante para tu crecimiento y tu unidad Conmigo. No se te ha quitado nada, hija Mía. Debes aprender a hacer ajustes para tener más tiempo, no menos. No temas, corderita Mía, ¡no te abandonaré cuando se trate de pasar más tiempo Conmigo! (Jesús sonríe -lo percibo y lo «oigo» en su tono).
Gracias, mi adorable Jesús. ¡Te quiero!
«Y, Yo te amo. Hijo Mío, hay mucha oscuridad y desesperación en esta época. Es imperativo que Mis hijos crezcan en el amor. El amor es la única forma de llegar a las almas en tinieblas, pues tienen hambre y sed de amor. Se desesperan porque no conocen el amor. Las almas han sido heridas por personas que se suponía que debían amarlas y protegerlas. En algunos casos, los lazos de protección y confianza se rompieron violentamente de formas reprobables. Sólo hay una respuesta, el amor de Dios. Sólo el amor de Dios puede salvar a la humanidad. Mi Madre viene a la tierra cada día para enseñar sobre el amor, para rezar por y con Nuestros hijos y para conducir a las almas al amor de Dios. La única respuesta para rescatar a la humanidad es el amor. Este mensaje de amor no debe tomarse a la ligera. Es de suma importancia. Se podría decir que es crítico. Por favor, no desprecies Mis palabras sobre el amor. Es importante y es la clave de todo, hijos míos. Debéis aprender a amar para poder vivir el amor. Sin amor no hay paz. Sin amor no hay misericordia. Sin amor no hay alegría. Sin amor no hay luz. Hijos míos, ¿cómo es vivir en un mundo sin amor? Os pido que reflexionéis seriamente sobre ello. Ahora os lo diré. Ocurrirá lo contrario. Sin amor, hay guerra. Sin amor no hay piedad. Esto significa que tus semejantes no tendrán piedad los unos con los otros. Actuarán de forma inhumana, peor que los animales. Ya puedes ver que esto ocurre en muchos lugares de la Tierra. Sólo tienes que leer sobre la historia reciente, Wwi y Wwii, para ver cómo es un mundo sin misericordia. Sin amor hay tristeza, dureza de corazón, desesperación. Sin amor hay oscuridad total. ¿Lo veis, hijos míos? Por eso debéis elegir el amor. Elegid vivir en el amor. Elegid trabajar Conmigo para crecer en el amor. Debéis crecer continuamente en el amor. Nunca dejáis de crecer en nuevas formas (de amar) y en nuevas áreas necesitadas de purificación, de amor. Hasta que exhaléis vuestro último aliento, debemos trabajar juntos para hacer crecer vuestros corazones, de modo que sean capaces de amar más y más. No dejéis nunca de desear el crecimiento en el amor, hijos míos. No os conforméis, sobre todo ahora que os he explicado lo que le ocurre a un mundo sin amor. Ahora os digo que este mundo ya es tan oscuro que necesitaréis un amor heroico para difundir el Evangelio. Ahora se necesita amor heroico. Ya no basta con ser una «buena persona». Debes decidirte por la santidad, por la pureza de corazón. Decídete por Mí. Decidíos por el amor. Haced sitio en vuestros corazones para más amor. Para hacer sitio tendréis que morir a vosotros mismos, a vuestro actual amor por el placer, por comer en exceso, por las bromas lascivas, por los cotilleos, por las quejas, por cualquier forma de pecado y por muchos malos hábitos que preocupan vuestro tiempo. Hijos míos, haced sitio en vuestros corazones para Mí, para el amor. Venid, debemos empezar antes de que sea demasiado tarde. No será tan difícil como creéis, pues estoy derramando gracias sobre Mis hijos dispuestos, ahora como nunca antes. El mundo está en crisis de amor. Venid. Sed Mis discípulos. Sed Mis pequeños apóstoles del amor. Mi corazón arde por amor a vosotros, hijos Míos. Mi corazón arde por amor a las almas».
«Mi (nombre oculto) y Mi (nombre oculto), os amo. Necesito que sigáis siendo fieles a Mí en la oración para que pueda enseñaros el camino hacia la unidad con Mi Sagrado Corazón. Os amo. Os necesito, queridos Míos. Estoy con vosotros, a través de vuestras dificultades, vuestros sufrimientos, vuestras pruebas. Vedme en ellas y sabed que a través de estas pruebas, a través de cada sufrimiento, os vais pareciendo cada vez más a vuestro Jesús. Animaos, porque Yo os amo. Camino contigo. Coge Mi mano. Coge la mano de Mi Madre, sigue adelante con valor. Te bendigo en nombre de Mi Padre, en Mi nombre y en nombre de Mi Espíritu Santo. Os doy las gracias por vuestro amor. Id y sed amor, sed paz, sed misericordia, sed alegría, porque Yo soy amor, Yo soy paz, Yo soy misericordia, Yo soy alegría. Sé como Yo. Yo os ayudaré. Id ahora, Mis pequeños. Todo irá bien».
Gracias, mi Señor. Alabado seas, mi Dios y mi Rey. ¡Amén! ¡Aleluya!
Origen: ➥ www.childrenoftherenewal.com
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