miércoles, 4 de mayo de 1994

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Hoy, a las 04:00, Nuestra Señora se apareció de nuevo a mi madre mientras ella oraba. En esta aurora, mi madre primero vio al diablo que quería asustarla, para impedir que rezara. Entonces dijo con toda fe:

Sangre de Cristo, aleja a Satanás de mí y de toda mi familia!

El demonio desesperado y angustiado se fue rápidamente gritando. Cuando mi madre terminó el glorioso rosario, la misma joven vestida de blanco se le apareció, acompañada por un hombre muy alto y fuerte: era Jesucristo. Los dos tenían a mi hermano Quirino con ellos. Los tres estaban vestidos de blanco y Quirino estaba entre Jesús y Nuestra Señora, quienes le tomaban las manos. Mi madre sintió una inmensa alegría cuando lo vio por segunda vez con Jesús y María. Jesús entonces le habló por primera vez con una voz tan hermosa:

Él está con nosotros. ¡Él es quien quiso ser un Ángel y Santo mío!

Mi madre entonces se dio cuenta de que mi hermano tenía alas en la espalda, y, Jesús le dijo,

(*) Él es un Ángel y Santo del Señor y un Ángel y Santo de tu familia!

(*) Mi madre recordó lo que mi hermano Quirino solía decirle cuando aún estaba vivo: Mamá, no vine a sufrir, ni a ser pecador ni a morir viejo, porque voy a ser un Ángel y Santo del Señor. Mi madre le había dicho, ¿Quieres ser un Ángel y Santo del Señor? Mi hermano le respondió, Sí, quiero y seré! Mi madre le dijo, Entonces serás! - Pero nunca esperó que muriera tan joven.