miércoles, 31 de enero de 1996

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Amanecía. Mi madre despertó con la Virgen llamándola:

¡Carmo, levántate!

Mi madre estaba muy somnolienta y pensó en volver a dormir. Escuchó con más fuerza la voz de la Virgen llamándola insistentemente:

No duermas. ¡Siéntate a escribir! Despierta, hijo mío, despierta. Tengo que hablar contigo ahora. Toma la pluma y el cuaderno. Escribe el mensaje que te voy a dictar…

Mi madre se levantó rápidamente y pensó en despertarme para que pudiera escribir el mensaje de la Virgen, pero la Virgen le dijo:

No, no despiertes a Edson. Está descansando. ¡Escribe lo que te voy a dictar ahora!

La Virgen fue muy delicada en este momento. Sabía que el día anterior había hecho muchas cosas y estaba muy cansado y necesitaba un buen descanso. Por eso le pidió a mi madre que no me despertara. Mi madre tomó el cuaderno y la pluma y la Virgen dijo:

Mi Hijo Jesús está muy triste, mis pequeños, con todo lo que está sucediendo en el mundo hoy. Hay muchos errores sobre errores horribles, mis hijos. El mundo está cerca del final: prepárense con muchas oraciones, rezando por aquellos que todavía no ven nada incluso con los ojos bien abiertos, mis hijos.

Soy la Reina de la Paz, pidiendo paz para todos y cada día. Reza, reza mucho, mucho. No te canses de rezar por todas las personas. ¡Hasta luego, hija mía!...

Nuestra Señora comenzó a llorar, lo que entristeció mucho a mi madre, quien también lloró con ella:

Estoy llorando, hija mía, por todo lo que está saliendo mal: hay tantas cosas equivocadas, serias, horribles sucediendo. ¡Hasta luego!...

Después de unos momentos, Nuestra Señora regresó y dijo lo que deberíamos

hacer para ayudarla:

En carnaval quiero que todos en la ciudad de Itapiranga, allí en la cruz. No quiero una procesión, pero caminen como una: todos juntos. Quiero que todos estén en oración a las tres de la tarde allí en la cruz. Si es posible, todos desde tu casa. Será un día de profunda oración. No olvides: en carnaval, allí en la cruz. Ahí es el lugar correcto. Reza para que no ocurra una catástrofe. Reza, mis hijos, reza para que no suceda nada grave en este día. Invita a todas las personas que conoces. Reza por todos aquellos que aún no rezan, mis hijos. Reza, reza, reza. Reza mucho más. Te bendigo: en nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. Amén. ¡Duerme en paz!