viernes, 20 de diciembre de 1996

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Parintins, AM, Brasil

¡La paz esté con ustedes!

Mis queridos hijos, Yo soy la Madre de Jesús y la Reina de la Paz. Los invito a renovar sus vidas en el amor más puro de Mi Hijo Jesús. Jesús los ama y quiere tenerlos en Su Sagrado Corazón. Lleven la paz a todos los hombres.

Hijitos, recen mucho el Santo Rosario. El rosario evitará que grandes calamidades les alcancen a todo el mundo. El rosario es una oración poderosa contra el diablo.

Hijos, oren, oren, oren. Los bendigo a todos, a sus familias y a su ciudad que es muy querida para Mi Inmaculado Corazón. Al pueblo de esta ciudad les exhorto: vuelvan, vuelvan, vuelvan a Jesús con todo su corazón. Gracias por su amor filial. Gracias por todo. Su Madre los bendice y quiere decirles que Mi Señor tiene muchas gracias para derramar sobre todos ustedes.

Yo soy la Reina de la Paz: paz, paz, paz! Conviértanse. Los amo con todo el Corazón de su Madre. Lleven el mensaje de Paz y Amor a todos los hombres. Anuncien al Salvador a todos sus hermanos.

Queridos hijos, oren en familia. Las familias son queridas para Mí y para Jesús. Cuiden sus familias, protegiéndolas, contra el diablo, con la oración. Esta Navidad, que el Amor de Mi Hijo Jesús los inflame totalmente y renueve toda su vida. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Hasta pronto!

Esta tarde, Nuestra Señora me pidió que dibujara algunas cosas. Entendí que debemos pedir la intercesión de María Santísima, que continuamente ora a Dios por cada uno de nosotros, y que debemos rezar el rosario siempre y pedir la misericordia de Dios para el mundo, uniéndonos a los méritos salvadores de Jesús logrados en Su dolorosa Pasión de la Cruz, para que el mundo, que está sangrando y herido por sus crímenes, no reciba la merecida justicia divina que caerá sobre él como un gran fuego. Para evitar estas calamidades, Dios nos ofrece el Sagrado Corazón de su Hijo Jesús Cristo y el Inmaculado Corazón de María como un refugio seguro de protección y gracia.