Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
miércoles, 27 de octubre de 2010
Mensaje de Nuestro Señor a Edson Glauber

Hoy es el día del nacimiento de San José. Vi a Jesús, a Nuestra Señora y a San José. Los tres me estaban mostrando sus Sagrados Corazones encendidos. Todos estaban vestidos de oro. Fue Jesús quien dio el mensaje:
¡Mi paz esté con todos ustedes!
Hijo mío, extiende la devoción a San José al mundo. El mundo necesita saber cuánto puede en el cielo, intercediendo por todos ante mi Trono.
Dile a tus hermanos que es el deseo del Rey del Cielo y de la Tierra. Quien honra a mi Padre José siempre se encontrará dentro de mi Sagrado Corazón. Te bendigo y te digo que no pierdas más tiempo en convertirte. Quien no se esfuerza por la conversión ahora corre el riesgo de ser arrastrado por las tribulaciones del mundo que están a la puerta.
Acércate más a mi Madre María y a mi Padre José, para que puedas aprender a ser más mío.
Manaus merece ser castigada severamente por sus horrendos e innumerables crímenes, pero mi justicia aún se ha detenido gracias a la intervención de mi Madre y de mi Padre José. Reza, reza, reza y escucha los llamados que el cielo te da y recibirás mi bendición y misericordia. Yo, el Salvador del mundo, junto con la Reina del Cielo y de la Tierra y mi Padre José, el Protector de la Santa Iglesia y de todas las familias, te bendigo: en nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!
Poco después, vi a San José todo encendido frente a la Basílica de San Pedro. Desde allí, San José estaba bendiciendo la Iglesia y todo el mundo, por orden de Jesús. Entendí que Dios me pedía que apresurara su deseo de que la Iglesia y el mundo sean consagrados al Santísimo Corazón de San José. Es muy importante que esta petición suya llegue al Papa lo antes posible para que se cumplan los deseos de su Sagrado Corazón. Muchos están enfermos, especialmente los hombres de esta generación: una generación perversa, efeminada y promiscua que necesita convertirse, siguiendo el ejemplo e imitando las virtudes del Santísimo Esposo de la Bienaventurada Virgen María. Esta consagración de la Iglesia y del mundo al Santísimo Corazón de San José traerá una lluvia de gracias y bendiciones a la humanidad tan depravada y tan destruida en su pureza y valores cristianos.
Orígenes:
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