sábado, 22 de enero de 2011

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Paz, mis amados hijos, la paz de mi Hijo Jesús a todos ustedes!

Yo, su Madre, la Reina del Rosario y de la Paz, sigo viniendo del cielo con permiso de mi Hijo Jesús. Vengo a ayudarles. Vengo a decirles mi mensaje maternal, un mensaje de amor para todos ustedes.

Mis hijos, dejen que su Inmaculada Madre les ayude. Muchos están perdiendo grandes gracias, porque son desobedientes y quieren seguir cometiendo pecados. No, mis hijos, dejen la vida de pecado a Jesús. Dejen el mundo para merecer el Paraíso. Los amo, y me preocupo por su salvación, porque solo vendrá si se convierten y regresan a Dios.

Oren, oren mucho para vencer al diablo que quiere alejarlos del camino santo que lleva a Dios, del camino santo que yo les indico, mostrándoles otros caminos equivocados y tantas cosas falsas que los llevan al camino al infierno. No se dejen engañar por el diablo. Él es el padre de las mentiras y sabe muy bien cómo engañar a los orgullosos y altaneros; por eso les digo, sean sencillos y humildes para vencerlo.

Oren con amor, oren con el corazón. Tengan el deseo de estar en la presencia de Dios. Pidan esta gracia de Su Divino Corazón cuando se encuentren en oración. No retrocedan, cometiendo nuevamente los pecados del pasado, sino siempre avancen siguiendo la llamada de mi Hijo que es la luz de sus vidas.

Paz, paz, paz! Oren por la paz. Oren por Amazonas. Grandes sufrimientos vendrán y muchas casas serán destruidas por los fuertes vientos y las fuertes tormentas. ¡Conviértanse! Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

Nuestra Señora una vez más vino del cielo para traernos su llamado de amor y oración. Al verla mi corazón se exultó de alegría y se llenó de paz, aun cuando ella, muy triste, dijo la última parte del mensaje que hablaba de los grandes sufrimientos que vendrán a Amazonas. Nuestra Señora siempre nos habla de algún evento, sufrimiento o los secretos, nunca habla para asustarnos, sino que nos habla como una Madre preocupada por la felicidad de sus hijos, siempre nos habla con el rostro triste y con la esperanza de que cambiemos el rumbo de nuestras vidas para que todo esto pueda ser removido y evitado. ¡Todo depende de nosotros! Escuchemos a Nuestra Señora y todo irá bien y seguiremos el camino correcto que nos lleva al Corazón de Jesús