Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil

 

domingo, 2 de mayo de 2010

Mensaje de la Santísima Virgen María

 

Mis amados hijos, vengo del cielo una vez más para darles mi paz. Me dirijo a cada uno de mis hijos, a cada uno de mis hijos, a mi Corazón, llamándolos de nuevo a escuchar mis lamentos maternales y a entregarse completamente a mí.

Ven a Mí, tú, mi hijo. Tú que fuiste rescatado con la sangre de mi hijo Jesús en la cruz, con mis dolores y lágrimas de sangre. Tú, a quien tanto he amado. Tú que eres amado por el Señor. Tú, que eres amado y deseado por Mí antes de todos los siglos. Tú que eres más precioso para mí que las perlas, que los diamantes y los esmeraldas. Tú, que eres el alma creada a imagen y semejanza de Dios.

Ven, ven, mi hijo, ¡no tardes más! Toda tu Madre celestial, que te ha estado esperando aquí durante casi veinte años en estas Apariciones de Jacareí para llenarte de gracia divina, para llenarte del amor del Señor, para inundar tu alma con los torrentes y arroyos de los dones del Espíritu Santo.

Ven a mí, tú que has resistido mi llamada, tú que has huido de mí. Tú, tú que me has dado la espalda. No te quedes en tu pecado, no caigas en tu sordera y dureza de corazón, porque si esto sucede todo estará perdido para siempre para ti.

Vuelve a Mí antes de que anochezca. Regresa a Mí antes de que se oscurezca, antes de que cierre la puerta y te quedes lamentándote y llorando afuera, donde vagan lobos voraces en la oscuridad y tinieblas para devorar a sus presas.

Ven, entra. entra en Mi casa, entra en Mi cámara, entra en Mi refugio antes de que caiga la noche, antes de que sea demasiado tarde para ti.

Mira mi hijo, que ya está amaneciendo el día, se acerca la noche, y pronto aquellos que no han entrado por las puertas de Mi casa, quedarán afuera a la furia de los lobos nocturnos.

Ven, ven mientras haya tiempo! Ven mientras dejo la puerta abierta para ti. No tardes más, decide hoy, decide ahora regresar a Mis brazos.

Yo, tu Madre, te espero con los brazos abiertos, te recibiré con un corazón abierto y no te condenaré, porque no he venido a condenar a nadie, sino a llamar a todos a la conversión, a todos a la salvación. Si vienes a Mí, te quitaré la ropa desgarrada, sucia, fétida, la ropa de tu pecado, la ropa de tus apegos terrenales, la ropa de tus adictos y tus miserias. Y te daré una nueva ropa de gracia, hermosa, pura, brillante, blanca como la nieve y cubierta con piedras preciosas de mis propias gracias, dones y virtudes.

Ven a mí, mi hijo, y verdaderamente te haré saborear el banquete del amor del Señor, te daré a saborear las delicias de la bendición del Altísimo y te haré crecer más y más en alegría, en vida, en gracia a los ojos del gran Rey del Cielo.

Ven, tú Mi hijo que te asemejas a un desierto, a un río seco, a un pozo sin agua, a una fuente marchita, tú que ya no tienes la gracia de Dios, que ya no tiene el vigor de la gracia santificante, que ya no tiene el amor divino, que ya no tiene la comunicación de la gracia de Dios en ti. Ven, y si te entregas completamente a mí, te haré de un desierto frío, árido y sin amor a un jardín hermoso, floreciente, fragante donde brotan las fuentes de aguas puras y refrescantes, las aguas de amor, de gracia, de santidad y paz.

Ven a mí, mi hijo, y de un monte de hielo te transformaré en un verdadero horno ardiente de amor. Ven, que quiero quitarte todas las manchas que Mi enemigo ha producido en ti, quiero curar y cerrar en ti todas las heridas que Mi enemigo ha abierto en tu alma a través del pecado, y quiero transformarte de un leproso en una imagen hermosa, luminosa, perfecta de la propia belleza del Señor.

Ven mi pequeña oveja, ¡tu Madre Pastora te llama!

Ven, que quiero quitarte todas las heridas, todas las espinas, quiero curarte, quiero fortalecerte de nuevo para que puedas convertirte en una oveja sana y hermosa, que con sus balidos pueda atraer a otras ovejas extraviadas y traerlas a Mí, siguiéndome por el camino de la santidad y el amor a Mi seguro recinto.

Ven, mi hijo, tú que vagas por el mundo huérfano, sin madre. Ven te llamo a apoyarte en Mi Corazón, a sentir sus latidos y a recibir en ti los reflejos de Mi propia pureza inmaculada.

Ven que quiero cubrirte con Mi manto, quiero transformarte en un ramo de mirra, un ramo más perfumado de rosas para depositar a los pies del trono de Mi Señor y allí cultivarte para siempre para la mayor gloria de la Santísima Trinidad.

Mi Hijo sigue rezando el Rosario. A través del Rosario te transformaré en un jardín de flores de hermosa y rara belleza. Haré florecer en ti los crisantemos de humildad, las claveles de obediencia, las rosas de amor, los violetas de sacrificio y mortificación, haré florecer en ti las petunias de verdadera y tierna devoción a mí, haré florecer en ti todo el jazmín de pureza, los lirios de bondad y todo tipo de flores espirituales, para que mi divino hijo Jesucristo pueda descansar, regocijarse y alegrarse.

Ven mi hijo, toma mi Rosario

Cada vez que lo tomes en tu mano, yo lo tomo y con tu mano en la Mía ofrezco al Señor esta oración muy poderosa por tu salvación y el bien de toda la humanidad.

Nunca dudes hijo Mío, a cada cuenta del Rosario arresto muchos demonios que vagan por el mundo, libero muchas almas que estaban bajo su influencia, y de nuevo resto estas almas a Mi hijo Jesús, a Su gracia salvadora:

REY. REZA. ORACIONES.

El diablo teme a los que rezan mi Rosario, porque a estas almas yo misma les doy mi gracia, les doy mi fuerza, les doy mi virtud.

A todos en este momento bendigo generosamente".

(MARCOS): "-Hasta pronto, Señora".

Orígenes:

➥ MensageiraDaPaz.org

➥ www.AvisosDoCeu.com.br

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